El héroe invisible

San Lorenzo no perdió con Banfield no sólo por Sebastián Torrico. El arquero del "Cuervo" salvó lo que podría haber sido el 1-0 para los del sur y se llevó todos los aplausos. Lo que nadie vio es que hubo una ayuda extra para que Juan Cazares falle el remate sobre el final del partido.

Gentileza: www.diezmas.com
En el Nuevo Gasómetro, ayer por la tarde, San Lorenzo buscaba la victoria que lo llevara al liderazgo compartido del torneo con Boca y estuvo a punto de perderlo si no fuera por Torrico y un superhéroe silencioso. Alguien que nadie notó pero que influyó para que Banfield no gane. Cuando iban 40 minutos del segundo tiempo, el "Taladro" tuvo una contra encabezada por Giovanni Simeone por el sector derecho del campo. El exRiver corría con pelota dominada y sobraba un sólo defensor en el local. Mario Yepes, defensor "Cuervo", perseguía desesperado al delantero rival sin alcanzarlo. Cuando Simeone ingresó al área, San Lorenzo ya tenía dos jugadores defendiendo. El hijo del "Cholo" fue hasta la raya de cal de fondo y tiró el centro atrás. Cazares, un lector de lujo, pegó la frenada y retrocedió hasta el punto del penal intuyendo la idea de su compañero. Tras esa acción, el ecuatoriano impactó la pelota y Torrico la atajó con su pierna derecha. Después, le cayó el rebote de vuelta a Cazares y la tiró afuera. Todo Banfield no lo podía creer. Se había aguado la posibilidad del triunfo. Llovían aplausos para el arquero local y retumbaba el canto: "Torriiiiico, Torriiiiico..." Pero tuvo a otro protagonista el "Ciclón" para soportar la arremetida del "Taladro". Y ese fue Yepes. Sí, el que corría desaforado detrás de Simeone.

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Toledo tuvo un mundial soñado

El argentino Braian Toledo finalizó 10° en la final de lanzamiento de jabalina del Mundial de Atletismo en Pekín (China). Y no es un mal resultado. ¿Por qué? Porque el bonaerense realizó la mejor lanzada de su corta trayectoria y cumplió uno de los objetivos: clasificarse a los JJ.OO de Río de Janeiro 2016. A esta joya en potencia todavía le queda mucho por dar en el deporte de alto rendimiento.


Toledo ejecutando uno de sus lanzamientos en la final. Gentileza: www.losandes.com.ar
Braian Toledo, que en días cumplirá 22 años, fue parte de un Mundial de Atletismo por primera vez. Y qué primera vez. Tuvo un debut soñado e impensado. En su primer lanzamiento -alcanzando los 83,32 metros- se ganó el boleto a los próximos JJ.OO de Río 2016 desplazando a su anterior mejor marca (el récord nacional de 82,90 metros). Además, se ganó el derecho a participar de la última fecha de la Diamond League, un torneo prestigioso del atletismo, el 16 de septiembre en Bruselas (Bélgica). Hay que aclarar que el atletismo, como otros deportes, se rige por marcas. Pueden ser de tiempo o metros, pero el desarrollo del atleta se mide de esa forma. No es ganarle sólo a los demás, sino superarse a sí mismo día a día y competencia a competencia. Y por eso el crecimiento de Braian no tiene techo. Continúa venciéndose a sí mismo y eso hace ilusionar con logros importantes para los próximos años.


Esta mañana, hora de Argentina, fue la final de la disciplina y no le fue muy bien a Toledo, en comparación a lo que fue el lunes. Dos días atrás había clasificado a la fase más importante con un sólo lanzamiento, con esos 83,32 metros. Dejó a todos boquiabiertos porque fue el primero de los atletas en quedarse tranquilo hasta el miércoles. Hoy bajó sus registros, aunque ante los mejores. En su primer tiro alcanzó los 78,27 metros. Después, en su segundo intento, lo superó sólo tres centímetros: 78,30 metros. Y en su última acción en el mundial trepó hasta los 80,27 metros. El resultado no importa. ¿Por qué? Porque Toledo ya había cumplido su cometido con lo hecho el lunes. Superó su mejor marca y vino con el agregado de la clasificación a los JJ.OO. No hay nada que reprocharle al oriundo de Marcos Paz. Además, hay que destacar que todavía no llegó a la edad de plenitud de los lanzadores de jabalina, que es a los 28 años aproximadamente.


"Estoy muy contento. Uno llega acá con otras expectativas. Lo que pude hacer estos días es muy importante para mí. Hay que seguir trabajando". Eso le decía Toledo a TyC Sports tras meterse en el top ten mundial de la disciplina. Y es así. Toledo realizó un mundial soñado para ser su primero y se llevó algo importantísimo para su desarrollo. Se fogueó con los mejores y no se achicó. Fue el primero en clasificarse en la final y después se enfrentó ante grandes atletas. Terminó 10° entre 12 lanzadores, pero eso no describe la experiencia que le propinó al argentino este certamen. Se llevó más buenas que malas de China. Y su mejoría, también, se debe al apoyo que le brinda el ENARD (Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo), sponsors y demás. Son fundamentales para los deportistas porque apuestan a ellos dándoles herramientas para potenciarlos. No sólo económicas, sino de todo tipo. Braian figura 22° en el ranking mundial y hoy se convirtió en el 10° del mundial. El desempeño está a la vista. Hizo una destacada presentación ante lanzadores que tienen mucha más experiencia en competencias importantes. Toledo, por su parte, el año que viene disputará su segundo juego olímpico. En Londres 2012 había finalizado 30° de 42 lanzadores, pero con 18 años.


Toledo tiene varios años por delante para alcanzar su plenitud profesional y eso es alentador. No se cansa de romper récords personales en la disciplina y va por más. El roce con los mejores le servirá y más la Diamond League del próximo mes. Todo suma de cara a los JJ.OO de Río 2016. Sin dudas Braian puede explotar más sus condiciones y demostrar por qué es una de las joyas del deporte argentino.

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Tiempos de cambio

Cualquier equipo o grupo de jugadores precisa un tiempo para conocerse, entenderse y amoldarse dentro de una cancha. En esa etapa se encuentra la Selección Argentina de básquet masculino. Pasó de ser la Generación Dorada a estar en un proceso de recambio y fogueo para los más jóvenes en el ámbito internacional. No hay que exigirles logros, hay que bancarlos en esta transición que llevará su buen tiempo.

Lo que obtuvo la Generación Dorada quedó atrás. No en el olvido. Pero lo construido desde el 2001 hasta 2014 se terminó. Ese equipo que se dio el lujo de ser el primero en la historia en ganarle a Estados Unidos en el Mundial Indianápolis 2002, no volverá. Tampoco el que ganó la Medalla de Oro en los JJ.OO de Atenas 2004, Medalla de Bronce en Pekín 2008 y mucho más. Puede formarse otro gran equipo, pero ése fue único. Tuvo una identidad y un sello que lo estampó en cada presentación de la albiceleste. Pero a los tiempos hay que adaptarse. Y esa tarea le toca a Sergio "Oveja" Hernández en su segunda etapa como entrenador del seleccionado. Pese al fin de una etapa llena de alegrías, hay futuro en los más jóvenes.

El plantel completo de la Selección Argentina. Foto: CABB
El Mundial de España 2014 fue el que denotó el quiebre generacional que algún día llegaría. Argentina finalizó onceava en el torneo con ausencias importantes en cuanto a jugadores. Los años pasan y el físico ya no aguanta tanta acumulación de partidos en un año. Con Luis Scola y Andrés "Chapu" Nocioni, como únicos sobrevivientes de la GD, Argentina busca formar un nuevo estilo con las nuevas caras del plantel. Ahora los que deben adaptarse son ellos, así lo señaló Chapu. Pero la presencia de los dos libera un poco las presiones de los demás y ayuda en el desarrollo del equipo. No sólo con la cantidad de puntos que anotan, sino con conceptos que les pueden brindar a los más chicos que carecen del roce internacional. Hay que prepararlos para las grandes citas. En un comienzo es factible que se pierda mucho más de lo que se gane, pero de esa forma se aprende. Con cada resbalón o caída se irán haciendo más fuertes y corrigiendo errores. El hincha pide títulos y no mide los tiempos, pero para llegar a coronarse hay un trabajo previo. Como el que hubo en la Liga Nacional de Básquet, nacida en 1985, que propagó el básquet por todo el país y fomentó el desarrollo con un proyecto a largo plazo. Y, en cierta parte, desencadenó en la Generación Dorada. La actualidad hay que tomarla con paciencia y expectativa. Porque Argentina está como cuando uno se separa de su pareja y se está acomodando todavía.  Está superando lo anterior, que fue hermoso, y ahora mirando hacia el futuro con ilusión.

Hernández dialogando con Laprovíttola, Richotti, Aguerre y Nocioni. Foto: CABB
El Seleccionado cuenta con mayoría de jugadores provenientes de la liga local y eso es alentador. Significa que el torneo argentino es competitivo y tiene grandes talentos. El único punto débil es el de no tener muchos partidos a nivel internacional. De los jugadores que se estima que estarán en el Preolímpico de México (a partir del 31 de agosto) sólo seis juegan en otros países: Scola (Toronto Raptors), Nocioni (Real Madrid), Facundo Campazzo (Murcia), Nicolás Laprovíttola (Lietuvos Rytas), Nicolás Richotti (Canarias) y Patricio Garino (Universidad George Washington). Por eso Hernández junto a su cuerpo técnico tendrá la tarea de imponer un estilo de juego y generar una mentalidad ganadora en el grupo. El trayecto es largo y dificultoso, pero no imposible. Talentos hay, sólo falta aceitar y pulir a cada uno de los jugadores para sacar lo mejor de si mismos. Sería un error criticar al equipo si no se logran cosas importantes a corto plazo. Hay que aceptar que sólo quedan matices de lo que fue la Generación Dorada. Ahora hay que explotar los talentos de los más chicos y tener paciencia que volverán los logros en algún momento.






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El sueño eterno

Lucas Alario estaba arrodillado en la esquina de la cancha y tapaba su rostro con las manos. La imagen de su familia se anteponía por sobre otro pensamiento en su cabeza. Lo aturdía el griterío constante de más de 60.000 personas y no salía de su trance. Cuando lo vio petrificado en el césped, se acercó su asistidor a despertarlo. Leonel Vangioni le pegó unas palmaditas suaves en la cara, le sonrió y lo miró fijo. Cuando encontró la mirada de Alario, sus ojos le dieron el mensaje: "Despertá, que esto no es un sueño".

Alario festejando su gol ante Tigres. Gentileza: www.losandes.com.ar 
River obtuvo la tercera Copa Libertadores en su historia y uno de los responsables de este logro fue Alario. El pibe de 22 años, con sólo dos goles en el Millonario, ya quedó grabado en la historia del club y en la memoria de los hinchas. Una historia rara y loca, pero real. Alario llegó a River en julio y se metió a la hinchada en el bolsillo en un mes y chirolas. Ni él sabe cómo. O sí. Metiendo goles claves, claro. Debutó ante Temperley por el Torneo Local y los hinchas todavía desconfiaban del nuevo jugador. Algunos creían que le iba a pesar la casaca o que era muy joven. Ninguno de esos preconceptos lo afectó y terminó siendo determinante en la victoria de River frente a Tigres. El delantero santafecino fue indispensable con sus goles para lograr el título continental: metió el 1-1 en Paraguay ante Guaraní -cuando se ponía difícil el partido- y el 1-0 parcial en la final con los mexicanos. Con el número 13 en la espalda, despachó las dudas de los supersticiosos. "La yeta", como dirían los quinieleros, le dio suerte al "Pipi" para ganarse el amor de los riverplatenses. Otra particularidad que tuvo esta historia poco común fue que su primer tanto en el Monumental lo hizo en la final. Cuando parecía terminar el primer tiempo 0-0, vino la descarga emocional de los presentes. Metió el cabezazo, tras el centro de Vangioni, y se la mandó a guardar a Nahuel Guzmán. Después, entró en un trance como el nene de la película "El Resplandor". Todo parecía un film o una obra de teatro ficticia. Pero no lo era.

El rugido de las 60.000 almas lo sintió. Fue como estar acechado por leones. Pero por leones sedientos de goles. Y él había cumplido: les había dado de comer. Y de qué forma. Si se hubiesen ido al descanso 0-0, el nerviosismo los habría dominado en la segunda etapa. Pero el destino no quiso. Y Alario tampoco. Aprovechó la elegante maniobra de Vangioni para desmarcarse y desató la locura en Núñez. Salió corriendo en diagonal para la izquierda y no sabía cómo festejarlo. Rápidamente optó por abrazar a un compañero y aterrizar en la esquina de la cancha. Recibió los abrazos de la mayoría de sus compañeros de guerra y quedó atrapado en sus pensamientos. Ahí, quien lo rescató de ese trance emocional fue su asistidor. Vangioni volvió para atrás, lo buscó y le dio unas palmadas con su mano derecha. El gesto lo decía todo: "Despertá, que esto no es un sueño". O sí. Porque era de no creer que en tan poco tiempo hubiese hecho tanto. Dejaba a River a un tiempo de la gloria continental que no conseguía hace 19 años. Se iba a hablar de él cada vez que se mencionara esa copa ganada por el club. A partir de ese gol, cambiaría su vida. Cuando salió del sueño eterno que le propinó su propio tanto, cayó un poco a la realidad. Se levantó, volvió trotando a su campo y poco después finalizó el primer tiempo. Su vida cambiaría aún más cuando terminara ese partido.

Nadie sabe si Alario se convertirá en un ídolo de River, pero sin lugar a dudas ya dejó su sello marcado en la institución de Núñez. Su apellido nunca será olvidado. Ni siquiera cuando muera. El anhelo de todo jugador: quedar en el recuerdo positivo de los hinchas. Y Alario lo logró en menos de dos meses de estadía.



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El modelo del barrio

Carlos Tevez es un espejo para los más chicos. Hace años se ganó el apodo de "el jugador del pueblo" pero lo sigue reafirmando. Resignó millones de dólares en Europa para volver a Boca en el mejor momento de su carrera pero los más necesitados lo ven como un modelo a seguir. No sólo por su trayectoria destacada, sino porque los hace soñar con alcanzar la gloria en un futuro.

A Tevez la vida de los lujos nunca le quitó el sueño y jamás se olvidó del barrio. Ése que le enseñó a ser un hombre y conocer los códigos de la calle, como ha resaltado en más de una nota. Fuerte Apache fue su casa y la sigue siendo. Además de ser el pibe que tuvo una vida dura y llegó a ser exitoso, es el arquetipo de persona que los alienta a no dejar sus sueños olvidados.

Carlos Tevez con los chicos del comedor "Bichito de Luz". Foto: @BocaJrsOficial
La vida en un lugar de bajos recursos no es un viaje de egresados. Están los laburantes que se despiertan a las cinco de la mañana, los pibes que paran todo el día en la esquina, los chorros que salen a hacer alguna que otra billetera, los drogadictos que andan doblados a toda hora, los que juegan al fútbol en cualquier baldío o potrero, las amas de casa caminando con sus nenes por las calles angostas y demás. Así crecen los más jóvenes y -a veces- esa realidad marginal interfiere en la búsqueda de sus sueños. Es como si se desintegraran al notar la ausencia estatal y la estigmatización en general. Algunos buscan su salida corriendo detrás de una pelota y así le pasó a Carlitos. Por suerte. Porque podría haber terminado muerto en una esquina o robando por ahí. El fútbol lo salvó. Él lo afirma constantemente. En Fuerte Apache lo aman los de Boca, River, Racing, Independiente. Todos, en realidad. Porque es un tipo que no reniega de su pasado y que le gusta señalar de dónde viene. Sus festejos en la Juventus mostrando nombres de distintas villas, lo respaldan. Y es más que el simple "jugador del pueblo". Es un espejo al que anhelan parecerse en mayor o menor medida. Y no es sólo una ilusión. Tienen el ejemplo a la vista todos los domingos por televisión. Tevez, con su humildad a flor de piel, acepta que es un referente para los que viven como él en sus primeros años. Y lo justifica con cada paso que da.

El viernes por la mañana recibió en La Bombonera a 80 chicos del comedor "Bichito de Luz" de Fuerte Apache. Ni la lluvia frenó los colectivos escolares que los llevaron al Templo boquense. Recorrieron el estadio y entraron al vestuario -que tenía la camiseta de cada jugador colgada-. Además, se fotografiaron con algunos jugadores del plantel cuando finalizó la práctica. Incluso con su ídolo, claro. Un sueño de película. Muchos (por su corta edad) no habían disfrutado de su primera etapa en Boca. Carlitos cumplió uno de los tantos deseos de ellos: conocerlo. Y, a su vez, prometió abrirles las puertas de los entrenamientos y partidos a quienes tengan buenas notas en la escuela. "El estudio primero", le expresó a TeleféDe esa manera, junto a Boca Social, Tevez los incentivó para que no dejen de lado el colegio. 

Los chicos retornaron a su barrio felices y al canto repetitivo de: "Que de la mano, de Carlos Tevez, todos la vuelta vamos a dar". En la cabeza de esos chicos y otros tantos ronda el pensamiento de que pueden ser como él, ya sea en el deporte o en lo que se planteen. Tevez, un sinónimo de lucha y humildad.




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