Bike Polo, una pasión amateur

El polo históricamente estuvo ligado a la clase alta, ya sea por el costo que demanda el deporte o por el público seguidor. Pero en Argentina, y en otros países del mundo, hay una forma más económica y diferente de jugarlo. Es un deporte totalmente distinto pero que mezcla esa disciplina con las bicicletas. En Capital Federal hay un sólo punto de encuentro donde los fanáticos juegan y fuimos hasta ahí para conocerlo de lleno.


En la Plaza Unidad Latinoamericana (Acuña de Figueroa y Costa Rica, Palermo) se reúnen todos los martes y jueves por la noche un grupo de personas a jugar bike polo o bici polo. La cita es a las 21 horas y van llegando minutos antes para poner a punto las bicicletas o simplemente charlar. El número de integrantes varía según las obligaciones de cada uno. El fin es pasar un buen momento haciendo el deporte que les gusta. Al ser al aire libre, está estipulado que se suspende en caso de lluvia. "Es abierto tanto para hombres como para mujeres. Quien quiera, viene y prueba lo que es el juego. Las reglas son básicas para poder empezar", indica Guillermo, que juega hace más de un año. Este deporte llegó a Argentina en el 2010 por un francés llamado Pier, que fue quien descubrió incluso la plaza donde hoy juegan en Buenos Aires. Pablo o "Poio" -como es conocido en el grupo- fue uno de los primeros jugadores argentinos y también amigo del mismísimo Pier: "Él jugaba en Estados Unidos, donde vivía, y nos dijo de juntarnos. Empezamos y éramos tres o cuatro. Los que nos veían, nos decían "qué ridículos". Nosotros también lo pensábamos (risas)". El bike polo tiene dos torneos fijos cada año, que son el Nacional y el Sudamericano -que hace un tiempo pasó a ser Latinoamericano-. En el Nacional, generalmente, se anotan 20 o 25 equipos que se representan a sí mismos bajo el nombre que quieren. No es que ingresan en representación de alguna provincia o algo por el estilo. Como el deporte está en pleno desarrollo, todavía no está reglamentado ni cerca del profesionalismo. "Hay tan pocos equipos en el mundo que no da para poner tantas leyes", detalla Martín, uno de los más hábiles en la cancha. Pablo, que tiene 35 años y está en el ruedo hace casi seis, confiesa: "Este deporte yo creo que existe por el Internet, sino creo que ni se jugaría acá en Argentina".

Para entender un poco el deporte, hay que aclarar algunas reglas. Los partidos duran 12 minutos o un total de cinco goles en una cancha de 20x40 (aproximadamente); no se puede tocar el suelo con los pies -o sea que hay que mantener el equilibrio arriba de la bici-, si uno lo toca, debe ir hasta uno de los extremos de la mitad de la cancha y golpear el taco contra el suelo para volver a estar habilitado; y no hay una cantidad mínima de pases para que se pueda anotar. Los arcos se asemejan a los del hockey sobre patines y para dar comienzo al juego, la bocha se ubica en la mitad del campo y los tres jugadores de cada equipo se posicionan detrás de la línea de su arco. Acto seguido, gritan "polo" y salen en velocidad para hacerse de la posesión de la bocha. Algo frecuente, para todos los que empiezan, es que las primeras veces casi no tocan la bocha. Esto es debido a que están más concentrados en poder mantener el equilibrio de la bicicleta, que en leer el desarrollo del juego. En la actualidad, sólo se juega en algunos lugares de Argentina: Rosario, que empezó casi contemporáneo a Buenos Aires, Villa Constitución, Santa Fe y Córdoba. Anteriormente, se había jugado también en Chaco y Corrientes, por ejemplo. Un hecho que contribuyó a la difusión del bike polo en Argentina fue el Sudamericano 2012, que lo organizó Buenos Aires en octubre de ese año. Dicha organización contó con el apoyo del Gobierno de la Ciudad, que permitió la utilización del espacio y habilitó una ambulancia -que era una de las condiciones para poder realizar el certamen-.


El bike polo todavía es muy nuevo en el país y carece de profesionalidad pero eso no quita que quienes lo juegan lo tomen en serio. "Nosotros lo tomamos como hobby y deporte", expresa Guillermo. Después, Martín concluye: "Es una pasión amateur. A nivel europeo no te digo que es conocido o profesional pero hay otra onda. Acá es pulmón y más pulmón". De todos modos, Pablo no deja de soñar con que el deporte tenga un salto de calidad: "Tengo la esperanza, todavía no la perdí, de que en algún momento lo van a agregar -no queda otra- a los Xtreme Games. Creo que encuadraría bastante pero todavía sigue siendo muy invisible".

Como todo deporte amateur, está abierto a recibir gente nueva. Así lo indican también en su grupo de Facebook: Buenos Aires Bike Polo. Ahí invitan a los interesados a acercarse con sus bicicletas para conocer el deporte y divertirse. La intención es que el bici polo adquiera conocimiento y, obviamente, adeptos para su mayor desarrollo. El bike polo es una pasión amateur que no para de crecer.




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La tecnología pide cancha

El bochornoso arbitraje de Diego Ceballos en la final de la Copa Argentina, entre Boca y Rosario Central, volvió a abrir el debate en el fútbol argentino. Algunos hablan de robo, otros se respaldan con que a ellos también los han perjudicado en otras ocasiones y cada uno lleva agua para su molino. Lo innegable es que el fútbol, deporte más popular del país, requiere de un cambio profundo y transparente. La tecnología no sería la solución exclusiva, pero sí sería una herramienta que ayudaría a blanquear algunas situaciones de juego y a descomprimir presiones sobre los árbitros en todo el mundo, no sólo en Argentina. Pero para aplicarla, se deberían marcar pautas que no hagan perder la esencia del deporte.

Ceballos dirigiendo la final de la Copa Argentina entre Boca y Rosario Central. Gentileza: www.losandes.com.ar
La noche vergonzosa que tuvo Ceballos hizo aparecer -una vez más- los fantasmas del arbitraje argentino. Después de haber incidido totalmente en el resultado y desarrollo del encuentro, abrió el debate y las denuncias. "Soy un humano y me equivoqué", confesó el juez de la final. Es cierto que cualquiera puede fallar en su labor, sea en el ámbito que sea, pero no puede hacer una justificación tan vacía y carente de perdones hacia los perjudicados. Por otra parte, también es válida la defensa de Boca escudándose con que a ellos también les "robaron" en algún partido. Porque es así, ningún equipo argentino está exento de un fallo arbitral. Con el tiempo, nos acostumbraron a aceptar los errores arbitrales y a tomarlos como algo más de nuestro fútbol pero no tiene porqué ser así. Si vamos a la cuestión, errores de parte de los jueces siempre existieron. Lo que cambia es que décadas atrás no había tantas cámaras que dejaran expuestas las situaciones dudosas. En la actualidad hay de diferentes ángulos y para todos los gustos. Por eso es muy cerrado y antiguo el pensamiento de no querer tecnología en el juego. Y a la vez parece una decisión frívola de defender lo no ético. La tecnología, si existe, hay que utilizarla, sino es quedarse en el tiempo y no mejorar. Porque usarla no es un capricho, es una necesidad que está pidiendo el deporte.

Aplicar la tecnología en el fútbol no depende de la AFA pero sí de la FIFA. Todo tiene que partir desde la institución que rige al fútbol mundial. Hay quienes fundamentan que se harían los partidos muy pausados, entre otras cosas. Pero si se ponen normas estrictas, se podría equilibrar la balanza. Por ejemplo, ¿por qué no se puede pensar que cada director técnico tenga tres circunstancias de juego en las que pueda pedir que se revise el fallo?, ó ¿por qué no tener tres chances de pedir revisión y que a la primera errada por parte del técnico, dejar de poseer ese beneficio? Y si no se quiere perder mucho tiempo, ¿por qué no parar el reloj del encuentro mientras se hace la revisión de la jugada en cuestión? Los partidos terminarían unos minutos después pero alguno piensa ¿cuánto tiempo se pierde cuando los jugadores dan esos espectáculos haciendo tiempo? Después otro punto a analizar sería qué tipo de jugadas podría discutir un entrenador. Se podría señalar que fuesen jugadas decisivas como penales, goles y tiros libres en las cercanías del área. El fútbol necesita de algún tipo de ayuda externa a lo arbitral. No por darle espacio a la tecnología van a dejar de existir los árbitros pero ese factor ayudaría a las dos partes e incluso calmaría un poco la relación entre árbitros y entrenadores. Hay que buscar la manera de que no se abuse del recurso tecnológico pero dándole importancia en ocasiones tensas y decisivas de un partido.

La tecnología la utilizan día a día todos, incluyendo a quienes se oponen a la presencia de ésta en el fútbol. Quizá sería más interesante y productivo usarla en este tipo de cosas y no sólo para subir una foto en una red social. Este es un tema candente que continuamente da que hablar pero la pelota exige perfeccionismo y blanqueamiento para mantener el prestigio. Sin dudas, en algún momento deberán ceder los de arriba.     




  

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El fin de la sequía

Boca se consagró campeón del fútbol argentino tras el 1-0 sobre Tigre y volvió a festejar después de tres años. Para los Xeneizes fue mucho tiempo y ayer pudieron cortar la racha sin logros que pareció más de lo que fue.

El plantel de Boca festejando el título local número 31 del club. Gentileza: www.diariochaco.com
El torneo de 30 equipos llevó al plantel y a los hinchas por distintos estados de ánimo, eso en innegable, pero todos se antepusieron a los sube y baja emocionales y alzaron el título nacional después de cuatro años (el Apertura 2011 había sido el último a nivel local). A este Boca dirigido por Rodolfo "Vasco" Arruabarrena le propinaron varios golpes y por eso este torneo es tan festejado por todos. Porque tuvieron que dejar atrás las pesadillas de las eliminaciones con River en Copa Sudamericana y Copa Libertadores y jugarse las últimas fichas al torneo local y a la Copa Argentina, donde jugarán la final el miércoles con Rosario Central. El gran paso lo dieron. Entre los dos torneos el fundamental era el recién conseguido. De todos modos, ni el hincha ni el plantel se conforma. Ahora van por todo. La Copa Argentina, que fue la última consagración de Boca (2011/12) previo al torneo 2015, es la que falta para terminar de la mejor manera el año. Mientras tanto, la alegría no cesa con el título que obtuvieron de la mano de Carlitos Tevez.

Cuando sonó el pitazo final de Fernando Beligoy, fue como un renacer para el hincha. Desde aquella Copa Argetina del 2011/12 que no festejaba y la mayoría de los otros equipos denominados grandes sí. La espina se intensificaba cada vez más y hacía esperar para un nuevo logro azul y amarillo. En el último tiempo el que sufrió más críticas, presiones y reproches fue el Vasco, que tuvo que arrastrar todo eso hasta el desahogo dominguero. Lo cuestionaron de que no tenía pasta para los partidos importantes, que le jugaba en contra la famosa rotación y que no ganaba los duelos determinantes en los que debía hacerse de los tres puntos. Además, su currículum plasmaba las eliminaciones con el rival de toda la vida, que pesaba en la balanza y mucho. Pero todo el equipo, con Tevez como bandera, salió adelante de las tormentas que azotaron a La Boca meses atrás y se quedaron con el Julio Grondona, en el que dominaron -prácticamente- de principio a fin.

A pesar de las críticas recurrentes, sobre todo de la prensa, Boca fue el más regular y contundente del torneo. Las estadísticas lo avalan. Los Xeneizes registraron 20 alegrías, 5 igualdades y 4 derrotas en 29 encuentros. Además, a una fecha de finalizar el certamen, son el equipo que más tantos metió con 48 y el que más diferencia de gol tuvo con 25 entre a favor y en contra. La eficacia que tuvo el Vasco habla por sí sola de la labor del cuerpo técnico: 73,56%. Es indudable de que fue el mejor en el balance general. Quizá no jugó a veces de una manera lujosa pero golpeó en los momentos oportunos para lograr el objetivo final. Y los dos factores que hicieron estallar al pueblo boquense fue que lo ganaron con Carlos Tevez como líder máximo y porque cortaron una racha negativa de tres años sin levantar una copa. Igualmente no se quedan con eso y ahora van por el combo ante el duro Rosario Central de Eduardo "Chacho" Coudet

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