Pep Guardiola revolucionó el fútbol mundial desde su debut como técnico en el
Barcelona de España. No caben dudas. Le dio un estilo y un compás al deporte. Un compás brilloso y melódico como una Ópera. Fue el conductor de esa Ópera fantástica que deslumbró a los futboleros y a los no tan metidos en la materia. Pero su labor no finalizó ahí. Después de ganar cuanto título se le cruzó en el calendario de los catalanes, llevó toda su sabiduría e idea a otro país europeo: Alemania. Llegó al
Bayern Munich, el más poderoso del país, y también lo hizo funcionar como quiso. Bah, lo sigue haciendo. Ahora, con la certeza de que no renovará su vínculo con el conjunto bávaro, quiere trasladar su Ópera a la liga inglesa. El conformismo no forma parte de su diccionario.
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Pep Guardiola en el Bayern Munich. Gentileza: www.tiempo.hn |
Decir que Guardiola es el mejor entrenador del mundo, es casi una obviedad. Sus
19 copas entre Barsa y Bayern (exceptuando el certamen obtenido con el
Barcelona B en la tercera división) lo respaldan. Pero lo que llama la atención del
coach español es que tiene una mentalidad ganadora envidiable para cualquiera. Todo parte desde ahí, de su anti-conformismo. El no conformarse con el lugar que ocupa mundialmente, hace que les pase ese hambre de títulos a sus dirigidos. Por supuesto que -a su vez- les plantea su idea de juego y luego la lleva a cabo en la cancha. Pero siempre surgen dudas cuando un protagonista cambia de aire, o sea de club. Porque se teme que baje su rendimiento. Sucede mayormente en los futbolistas pero los técnicos no están exentos de eso. Y Guardiola ya dio muestra de que no le pesó cambiar de liga. Al Barcelona y al Bayern Munich los hizo jugar a su antojo y con más alegrías que tristezas. Plasmó su ideología ofensiva, agresiva y dominante sobre el rival. Está claro que tuvo grandes intérpretes para hacer triunfar esa idea pero -de todos modos- es muy destacada su labor en ambos equipos. Incluso, en el club alemán, se dio el gusto de jugar sin defensores centrales en un partido de liga. Su línea de tres defensores aquel día fue:
Philipp Lahm, Xabi Alonso y
David Alaba. Esa tarde le ganó
3-0 al Bayern Leverkusen y fue otra muestra de su incansable búsqueda del arco rival por sobre el cuidado del suyo.
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Este es el equipo que paró Guardiola sin defensores centrales. Gentileza: www.tn.com.ar |
El contrato actual de Guardiola en el Bayern Munich se vence en junio de este año y, hace dos semanas, los dirigentes señalaron que no renovará. Faltaba la palabra de Pep y no tardó en llegar:
"Quiero entrenar en la Premier League (liga inglesa). Esa es la única razón por la que no prolongo el contrato". Así de claro y contundente fue el dt multicampeón.
"En este momento de mi carrera necesito nuevos desafíos. Esta es mi segunda experiencia como técnico y ahora necesito nuevos estímulos, nuevos jugadores", ahondó Pep. El español no se achica y quiere hacerle frente a una de las ligas con más prestigio. Llevando su ideología y sus métodos, claro. El hambre de gloria que posee supera cualquier presión que se le instale por ser el mejor. A él le gusta, lo potencia. Esa adrenalina es la que busca. Sus facultades ya las ha probado en dos clubes y países distintos. Ahora va por más. Se habla del
Manchester City como máximo aspirante a tenerlo como su técnico pero Guardiola bajó un cambio y dejó abierta la posibilidad para varios clubes:
"Tengo distintas ofertas pero aún no me he decidido".
Guardiola no se priva de nada y se puede dar el lujo de decidir a dónde ir, eso no le pasa a todos. Pero lo que más asombra es la búsqueda de nuevos retos en su corta carrera. No le gusta conformarse, quizá lo aburre. Esa palabra no aparece entre las hojas de su vida. En los próximos meses se sabrá cuál será el destino de Pep pero quien tenga la dicha de tenerlo en su banco de suplentes, tendrá a un líder nato que le instalará a todos las ambiciones colectivas por sobre las personales. Después, las estadísticas hablarán por sí solas y se lo podrá criticar o halagar.
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