Motivación les sobra

Los hinchas de River no ven la hora de que llegue el domingo para enfrentarse al poderoso Barcelona pero a los jugadores Millonarios les sucede lo mismo. Están ante la posibilidad de retumbar por el mundo con una victoria que implicaría la gloria máxima para el club y, de cara a ese partido, hay múltiples factores que harán salir motivados a los dirigidos por Marcelo Gallardo.

El plantel de River entrenándose en Japón. Gentileza: www.goal.com
La gente que atravesó el mapa para alentar a su equipo en Japón, los hinchas de cada rincón del mundo y hasta los mismísimos jugadores de River están cumpliendo un sueño. Un sueño que, seguramente, no se veía cercano cuando les tocó la peor desgracia deportiva en 2011. Pero la historia, cuatro años después, es distinta. El club de Núñez está sólo a días de disputar el mote de "mejor equipo del mundo" ante el fabuloso Barcelona de Luis Enrique. Ese solo hecho ya implica una motivación desmedida en cualquier jugador de fútbol. Otra es la posibilidad de foguearse con quienes miraban por televisión en sus casas o con los que jugaban en la PlayStation. Sólo la imagen de saludarse con un Lionel Messi, Andrés Iniesta, Neymar Jr y Luis Suárez (entre otros) hace que el futbolista riverplatense esté viviendo algo que parecía lejano años atrás. Eso no quiere decir que quedarán hipnotizados por la presencia de las mega-estrellas del equipo español. Al contrario, eso intensificará las ganas de derrotarlos y demostrarles que no son menos que ellos, aunque sus cotizaciones indiquen otra cosa. Además juegan con el apoyo de más de 15.000 gargantas que el domingo no serán una presión como resultó ante el Sanfrecce Hiroshima, sino que serán un sostén en todo momento, sobre todo en las arremetidas que emprenderá el conjunto catalán.

Entre todo ese sueño personal que tiene cada jugador está el de todos. El anhelo de llevar a River a lo más alto del mundo por segunda vez engloba a cada uno que tiene una remera blanca con la banda roja de izquierda a derecha. Y el plantel comandado por el Muñeco también lo tiene presente. Cada uno de los "Samurais" que saldrá al Estadio de Yokohama es consciente de que seguirá escribiendo historia grande en el club. Y eso no es poca cosa porque, de darse una victoria contra el Barcelona, sería el triunfo más importante de la historia del club. No es exageración. La mayor alegría de River, hasta el momento, es la Copa Intercontinental de 1986 que le ganó al Steaua Bucarest de Rumania. Esa fue la única vez que se lo consideró el mejor del planeta. Cabe destacar que el combinado rumano le había ganado la UEFA Champions League 1985/86 al Barcelona por penales pero ni se asemeja aquel equipo a lo que representa hoy el Barsa ante los ojos del mundo. Por eso este River tiene una única chance para romper los pronósticos y levantar por segunda vez esa copa bajo otro nombre: Mundial de Clubes.

Alario metiendo el cabezazo que les dio el pase a la final contra Barcelona. Gentileza: www.espn.com.ar
El plantel de River viene haciendo historia desde el 2014, cuando todo inició con el Torneo Final. Desde ahí se hicieron un grupo fuerte y que le dio varias copas internacionales a los fanáticos. Pero siempre hay nuevos objetivos y este es uno. Ganaron la tercera Libertadores de la institución y eso les dio la gratificación de disputar este certamen. Ahora que están a 90 o 120 minutos de agrandar sus apellidos y de conseguir la máxima hazaña en los más de 100 años de River, no aflojarán. Por ese lado debe estar tranquilo el hincha. La motivación no es problema para este grupo, le sobra. Hay metas personales, grupales e institucionales que los hacen apretar aún más el acelerador. La incertidumbre aparece cuando se piensa en lo estrictamente futbolístico. River no está en su plenitud y queda claro sobre todo en lo defensivo. Deja más espacios y eso puede ser letal ante el funcionamiento que posee Barcelona. Por otra parte, otra gran problemática es la generación de juego en ataque. Los de Gallardo actualmente carecen de creatividad para ser profundos en la ofensiva. El bajo rendimiento de Leonardo Pisculichi, la poca adaptación de Gonzalo "Pity" Martínez y de otros futbolistas hacen que el Millonario no sea tan confiable. Pero estos son los partidos que también le gustan a este plantel. Esos en los que sacan corazón, garra y personalidad para sacar adelante las complicaciones.

El domingo a las 7.30 de Argentina se dejará de hablar y hacer lecturas previas. Todo quedará en la responsabilidad de los futbolistas. Pero el hincha de River puede tomar confianza porque a este grupo le sobra motivación y ganas de continuar haciendo historia. Quieren que el día de mañana otros jugadores visiten el Museo del club y los vea en las imágenes cumpliendo el sueño de millones. Incluso el de ellos.

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Kobe le suelta la mano a su gran amor

El retiro anunciado el domingo pasado por Kobe Bryant, mega estrella de la NBA y Los Ángeles Lakers, repercutió por todo el mundo y lo hizo de una forma poco convencional. Muchos deportistas acuden a expresar su salida en una entrevista, tras un partido, en una conferencia de prensa o escenarios similares. Pero Kobe no. Él, siempre distinto -como lo fue en una cancha en sus mejores años-, buscó una manera romántica, triste y llena de melancolía para despedirse antes de tiempo. Escribió un poema que no fue dirigido al público, sino a su amigo fiel que lo ha acompañado desde hace más de 30 años: el básquet.

Kobe posando con los cinco títulos que obtuvo en la NBA

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Bike Polo, una pasión amateur

El polo históricamente estuvo ligado a la clase alta, ya sea por el costo que demanda el deporte o por el público seguidor. Pero en Argentina, y en otros países del mundo, hay una forma más económica y diferente de jugarlo. Es un deporte totalmente distinto pero que mezcla esa disciplina con las bicicletas. En Capital Federal hay un sólo punto de encuentro donde los fanáticos juegan y fuimos hasta ahí para conocerlo de lleno.


En la Plaza Unidad Latinoamericana (Acuña de Figueroa y Costa Rica, Palermo) se reúnen todos los martes y jueves por la noche un grupo de personas a jugar bike polo o bici polo. La cita es a las 21 horas y van llegando minutos antes para poner a punto las bicicletas o simplemente charlar. El número de integrantes varía según las obligaciones de cada uno. El fin es pasar un buen momento haciendo el deporte que les gusta. Al ser al aire libre, está estipulado que se suspende en caso de lluvia. "Es abierto tanto para hombres como para mujeres. Quien quiera, viene y prueba lo que es el juego. Las reglas son básicas para poder empezar", indica Guillermo, que juega hace más de un año. Este deporte llegó a Argentina en el 2010 por un francés llamado Pier, que fue quien descubrió incluso la plaza donde hoy juegan en Buenos Aires. Pablo o "Poio" -como es conocido en el grupo- fue uno de los primeros jugadores argentinos y también amigo del mismísimo Pier: "Él jugaba en Estados Unidos, donde vivía, y nos dijo de juntarnos. Empezamos y éramos tres o cuatro. Los que nos veían, nos decían "qué ridículos". Nosotros también lo pensábamos (risas)". El bike polo tiene dos torneos fijos cada año, que son el Nacional y el Sudamericano -que hace un tiempo pasó a ser Latinoamericano-. En el Nacional, generalmente, se anotan 20 o 25 equipos que se representan a sí mismos bajo el nombre que quieren. No es que ingresan en representación de alguna provincia o algo por el estilo. Como el deporte está en pleno desarrollo, todavía no está reglamentado ni cerca del profesionalismo. "Hay tan pocos equipos en el mundo que no da para poner tantas leyes", detalla Martín, uno de los más hábiles en la cancha. Pablo, que tiene 35 años y está en el ruedo hace casi seis, confiesa: "Este deporte yo creo que existe por el Internet, sino creo que ni se jugaría acá en Argentina".

Para entender un poco el deporte, hay que aclarar algunas reglas. Los partidos duran 12 minutos o un total de cinco goles en una cancha de 20x40 (aproximadamente); no se puede tocar el suelo con los pies -o sea que hay que mantener el equilibrio arriba de la bici-, si uno lo toca, debe ir hasta uno de los extremos de la mitad de la cancha y golpear el taco contra el suelo para volver a estar habilitado; y no hay una cantidad mínima de pases para que se pueda anotar. Los arcos se asemejan a los del hockey sobre patines y para dar comienzo al juego, la bocha se ubica en la mitad del campo y los tres jugadores de cada equipo se posicionan detrás de la línea de su arco. Acto seguido, gritan "polo" y salen en velocidad para hacerse de la posesión de la bocha. Algo frecuente, para todos los que empiezan, es que las primeras veces casi no tocan la bocha. Esto es debido a que están más concentrados en poder mantener el equilibrio de la bicicleta, que en leer el desarrollo del juego. En la actualidad, sólo se juega en algunos lugares de Argentina: Rosario, que empezó casi contemporáneo a Buenos Aires, Villa Constitución, Santa Fe y Córdoba. Anteriormente, se había jugado también en Chaco y Corrientes, por ejemplo. Un hecho que contribuyó a la difusión del bike polo en Argentina fue el Sudamericano 2012, que lo organizó Buenos Aires en octubre de ese año. Dicha organización contó con el apoyo del Gobierno de la Ciudad, que permitió la utilización del espacio y habilitó una ambulancia -que era una de las condiciones para poder realizar el certamen-.


El bike polo todavía es muy nuevo en el país y carece de profesionalidad pero eso no quita que quienes lo juegan lo tomen en serio. "Nosotros lo tomamos como hobby y deporte", expresa Guillermo. Después, Martín concluye: "Es una pasión amateur. A nivel europeo no te digo que es conocido o profesional pero hay otra onda. Acá es pulmón y más pulmón". De todos modos, Pablo no deja de soñar con que el deporte tenga un salto de calidad: "Tengo la esperanza, todavía no la perdí, de que en algún momento lo van a agregar -no queda otra- a los Xtreme Games. Creo que encuadraría bastante pero todavía sigue siendo muy invisible".

Como todo deporte amateur, está abierto a recibir gente nueva. Así lo indican también en su grupo de Facebook: Buenos Aires Bike Polo. Ahí invitan a los interesados a acercarse con sus bicicletas para conocer el deporte y divertirse. La intención es que el bici polo adquiera conocimiento y, obviamente, adeptos para su mayor desarrollo. El bike polo es una pasión amateur que no para de crecer.




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La tecnología pide cancha

El bochornoso arbitraje de Diego Ceballos en la final de la Copa Argentina, entre Boca y Rosario Central, volvió a abrir el debate en el fútbol argentino. Algunos hablan de robo, otros se respaldan con que a ellos también los han perjudicado en otras ocasiones y cada uno lleva agua para su molino. Lo innegable es que el fútbol, deporte más popular del país, requiere de un cambio profundo y transparente. La tecnología no sería la solución exclusiva, pero sí sería una herramienta que ayudaría a blanquear algunas situaciones de juego y a descomprimir presiones sobre los árbitros en todo el mundo, no sólo en Argentina. Pero para aplicarla, se deberían marcar pautas que no hagan perder la esencia del deporte.

Ceballos dirigiendo la final de la Copa Argentina entre Boca y Rosario Central. Gentileza: www.losandes.com.ar
La noche vergonzosa que tuvo Ceballos hizo aparecer -una vez más- los fantasmas del arbitraje argentino. Después de haber incidido totalmente en el resultado y desarrollo del encuentro, abrió el debate y las denuncias. "Soy un humano y me equivoqué", confesó el juez de la final. Es cierto que cualquiera puede fallar en su labor, sea en el ámbito que sea, pero no puede hacer una justificación tan vacía y carente de perdones hacia los perjudicados. Por otra parte, también es válida la defensa de Boca escudándose con que a ellos también les "robaron" en algún partido. Porque es así, ningún equipo argentino está exento de un fallo arbitral. Con el tiempo, nos acostumbraron a aceptar los errores arbitrales y a tomarlos como algo más de nuestro fútbol pero no tiene porqué ser así. Si vamos a la cuestión, errores de parte de los jueces siempre existieron. Lo que cambia es que décadas atrás no había tantas cámaras que dejaran expuestas las situaciones dudosas. En la actualidad hay de diferentes ángulos y para todos los gustos. Por eso es muy cerrado y antiguo el pensamiento de no querer tecnología en el juego. Y a la vez parece una decisión frívola de defender lo no ético. La tecnología, si existe, hay que utilizarla, sino es quedarse en el tiempo y no mejorar. Porque usarla no es un capricho, es una necesidad que está pidiendo el deporte.

Aplicar la tecnología en el fútbol no depende de la AFA pero sí de la FIFA. Todo tiene que partir desde la institución que rige al fútbol mundial. Hay quienes fundamentan que se harían los partidos muy pausados, entre otras cosas. Pero si se ponen normas estrictas, se podría equilibrar la balanza. Por ejemplo, ¿por qué no se puede pensar que cada director técnico tenga tres circunstancias de juego en las que pueda pedir que se revise el fallo?, ó ¿por qué no tener tres chances de pedir revisión y que a la primera errada por parte del técnico, dejar de poseer ese beneficio? Y si no se quiere perder mucho tiempo, ¿por qué no parar el reloj del encuentro mientras se hace la revisión de la jugada en cuestión? Los partidos terminarían unos minutos después pero alguno piensa ¿cuánto tiempo se pierde cuando los jugadores dan esos espectáculos haciendo tiempo? Después otro punto a analizar sería qué tipo de jugadas podría discutir un entrenador. Se podría señalar que fuesen jugadas decisivas como penales, goles y tiros libres en las cercanías del área. El fútbol necesita de algún tipo de ayuda externa a lo arbitral. No por darle espacio a la tecnología van a dejar de existir los árbitros pero ese factor ayudaría a las dos partes e incluso calmaría un poco la relación entre árbitros y entrenadores. Hay que buscar la manera de que no se abuse del recurso tecnológico pero dándole importancia en ocasiones tensas y decisivas de un partido.

La tecnología la utilizan día a día todos, incluyendo a quienes se oponen a la presencia de ésta en el fútbol. Quizá sería más interesante y productivo usarla en este tipo de cosas y no sólo para subir una foto en una red social. Este es un tema candente que continuamente da que hablar pero la pelota exige perfeccionismo y blanqueamiento para mantener el prestigio. Sin dudas, en algún momento deberán ceder los de arriba.     




  

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El fin de la sequía

Boca se consagró campeón del fútbol argentino tras el 1-0 sobre Tigre y volvió a festejar después de tres años. Para los Xeneizes fue mucho tiempo y ayer pudieron cortar la racha sin logros que pareció más de lo que fue.

El plantel de Boca festejando el título local número 31 del club. Gentileza: www.diariochaco.com
El torneo de 30 equipos llevó al plantel y a los hinchas por distintos estados de ánimo, eso en innegable, pero todos se antepusieron a los sube y baja emocionales y alzaron el título nacional después de cuatro años (el Apertura 2011 había sido el último a nivel local). A este Boca dirigido por Rodolfo "Vasco" Arruabarrena le propinaron varios golpes y por eso este torneo es tan festejado por todos. Porque tuvieron que dejar atrás las pesadillas de las eliminaciones con River en Copa Sudamericana y Copa Libertadores y jugarse las últimas fichas al torneo local y a la Copa Argentina, donde jugarán la final el miércoles con Rosario Central. El gran paso lo dieron. Entre los dos torneos el fundamental era el recién conseguido. De todos modos, ni el hincha ni el plantel se conforma. Ahora van por todo. La Copa Argentina, que fue la última consagración de Boca (2011/12) previo al torneo 2015, es la que falta para terminar de la mejor manera el año. Mientras tanto, la alegría no cesa con el título que obtuvieron de la mano de Carlitos Tevez.

Cuando sonó el pitazo final de Fernando Beligoy, fue como un renacer para el hincha. Desde aquella Copa Argetina del 2011/12 que no festejaba y la mayoría de los otros equipos denominados grandes sí. La espina se intensificaba cada vez más y hacía esperar para un nuevo logro azul y amarillo. En el último tiempo el que sufrió más críticas, presiones y reproches fue el Vasco, que tuvo que arrastrar todo eso hasta el desahogo dominguero. Lo cuestionaron de que no tenía pasta para los partidos importantes, que le jugaba en contra la famosa rotación y que no ganaba los duelos determinantes en los que debía hacerse de los tres puntos. Además, su currículum plasmaba las eliminaciones con el rival de toda la vida, que pesaba en la balanza y mucho. Pero todo el equipo, con Tevez como bandera, salió adelante de las tormentas que azotaron a La Boca meses atrás y se quedaron con el Julio Grondona, en el que dominaron -prácticamente- de principio a fin.

A pesar de las críticas recurrentes, sobre todo de la prensa, Boca fue el más regular y contundente del torneo. Las estadísticas lo avalan. Los Xeneizes registraron 20 alegrías, 5 igualdades y 4 derrotas en 29 encuentros. Además, a una fecha de finalizar el certamen, son el equipo que más tantos metió con 48 y el que más diferencia de gol tuvo con 25 entre a favor y en contra. La eficacia que tuvo el Vasco habla por sí sola de la labor del cuerpo técnico: 73,56%. Es indudable de que fue el mejor en el balance general. Quizá no jugó a veces de una manera lujosa pero golpeó en los momentos oportunos para lograr el objetivo final. Y los dos factores que hicieron estallar al pueblo boquense fue que lo ganaron con Carlos Tevez como líder máximo y porque cortaron una racha negativa de tres años sin levantar una copa. Igualmente no se quedan con eso y ahora van por el combo ante el duro Rosario Central de Eduardo "Chacho" Coudet

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El Kid que no fue niño

El nene tenía ocho años y quería ser como sus amigos. Soñaba divertirse con juguetes o simples juegos infantiles como cualquiera. Pero eso no pasaba. ¿Por qué? Por su padre. Él lo asfixiaba cumpliendo un sueño a través de su congénito. El nene, con la mirada triste y con su ánimo por el suelo, le hacía caso a esa figura paterna y potenciaba un talento -todavía no conocido- que reluciría varios años después. Su mejor amigo, o mejor dicho amiga, fue una pelota redonda, pequeña y de color amarilla que le hablaba con cada pique. Fue una amistad forzada que llevó a ese niño, Andre Agassi, a ser uno de los mejores tenistas de la historia.


Andre Kirk Agassian, como lo indica su verdadero nombre, construyó una carrera de logros envidiables para cualquier tenista. El "Kid" de Las Vegas, Estados Unidos, creció en una cancha de tenis en jornadas agotadoras que no lo hacían feliz. Evolucionaba en su juego día a día mientras alimentaba el sueño de su padre Emmanuel, que le había regalado su primera raqueta a sus dos años de vida. A pesar de su no agraciada relación con el tenis, conquistó ocho títulos de Grand Slam: cuatro veces el Abierto de Australia, dos veces el Abierto de Estados Unidos y una vez el Roland Garros y Wimbledon. Y a su vez, sumó 17 ATP Masters Series. El "Rebelde", como también lo apodaban, confesó en una conferencia en México (a sus 45 años) la carga que sentía desde su progenitor en sus primeros pasos. Agassi se convirtió en profesional con sólo 16 años. Su padre emanaba felicidad pero él, en contraste, no. "No empecé en el tenis por elección, yo odiaba al tenis con toda mi alma y lo odié por la mayor parte de mi carrera. Yo tenía que golpear miles de pelotas por día porque mi papá tenía la idea de que nadie me iba a ganar si golpeaba miles de bolas por día y por años", detalló Agassi en la conferencia.

Agassi en sus primeros años. 
El estadounidense jugó en el terreno profesional entre 1986 y 2006, cuando con 36 años se retiró del deporte. En ese lapso llegó a ser el mejor del mundo en tres oportunidades: 1995, 1999-2000 y 2003. Por otra parte, también formó parte del seleccionado que ganó la Copa Davis en 1990 y 1992. Y para decorar también su trayectoria repleta de logros, obtuvo la medalla de oro para su país en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. Pero ningún triunfo o certamen pudo tapar su odio desmedido hacia el tenis. "Mi papá era muy intenso. Era una carga que me hundía y ese resentimiento me acompañó", prosiguió el polémico Agassi. Mientras cualquier chico se divertía haciendo picardías juveniles o disfrutando, él maduraba a la fuerza en una cancha de tenis silenciosa. Quizá su enojo hacia el tenis lo demostró con la rebeldía que lo caracterizó durante toda su vida profesional. Las pelucas y los colores efusivos que usaba eran su forma de llamar la atención y -capaz- de hacerle una mojada de oreja al deporte de clase alta. Su infancia no fue como él habría deseado y esa etapa la vivió como un adulto, con responsabilidades y obligaciones. Eso lo marcó para siempre y lo hizo odiar profundamente al deporte en el que perdurará por siempre. "Era el número uno más infeliz del mundo, prefería ser el 141. Cada vez que salí a jugar sentí que estaba fingiendo", señaló el "Rebelde".

La vida deportiva de Agassi tiene muchos títulos y récords pero a él eso no lo satisfizo. Él cumplió el sueño de su padre en vez de perseguir el suyo, eso es lo que expresa nueve años después de su despedida. Nunca fue feliz dentro de una cancha aunque haya sido uno de los mejores. Lo sufrió y sólo lo tomó como un trabajo. Las presiones de Emmanuel o "Mike" fueron suficientes para que el "Kid" se le rebelara a todos excepto a él. A ese que lo obligó a seguir una rutina semanal convirtiéndolo casi en un robot. Un robot que dejó el sentimentalismo de lado y que llevó a cabo la misión que le determinó otro.   






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Como entró, salió

Leonardo Ponzio está marcado a fuego con Boca. No sólo por la intensidad que aplicó en cada Superclásico que jugó y las patadas que propinó a sus rivales, sino también porque fue su entrada y salida del equipo titular dirigido por Marcelo Gallardo. En la idea de juego del "Muñeco" nunca estuvo presente el mediocampista pero en un momento debió negociar su ideología por la búsqueda incesante de resultados positivos. Ahora, se repite la historia.

Leo Ponzio, en la era Gallardo, se ganó el mote de referente por sus actuaciones ante Boca en la Copa Sudamericana de 2014. En aquella competencia, que después ganaría el Millo, Ponzio sacó todo su temperamento contra el rival de toda la vida. Jugó fuerte y metió desmedidamente sin ser echado por los árbitros. Eso generó furia en los "Xeneizes" porque parecía jugar gratis los encuentros. El exNewell´s sacó chapa de líder en esa serie y se llevó los halagos de los hinchas y la prensa. River le había jugado "a lo Boca" en La Bombonera y en el Monumental había sucedido lo mismo. El Millonario en ataque trataba de lucirse, como en el último tiempo, pero en defensa era rígido e intenso. Por momentos, demasiado. Pero ahí Ponzio le demostró a Gallardo que podía entrar en sus planes.

Ponzio marcando a Gago en la Copa Sudamericana 2014. Gentileza: www.quilmeshoy.com.ar
En este 2015, también ante Boca, el Muñe se llevó una lección y mojada de oreja. El 2-0 que sufrió River en La Bombonera por el Torneo Local hizo que el técnico riverplatense se diera cuenta de que el esquema debía cambiarse. Ponzio, en esa oportunidad, no había estado en el campo de juego. Esa derrota, que abría la trilogía de Superclásicos, provocó un cambio rotundo en River. Debía enfrentar a Boca en los Octavos de Final de la Copa Libertadores y Gallardo metió un volantazo a tiempo en su equipo. Dejó atrás el juego vistozo del año anterior, en el que jugaba con un solo mediocampista central -Matías Kranevitter-, y plantó un doble cinco formado por los dos jugadores mencionados. Ya no era el equipo al que todos le tiraban flores por su juego ofensivo pero ganaba e imponía respeto. A los rivales les costaba superar esa muralla que instalaban Ponzio y Kranevitter. En esa fase con Boca, Ponzio se llevó nuevamente todos los logros. Destacaron la tarea del santafesino porque, una vez más, se la había guapeado a Boca -que masticaba bronca y se quedaba afuera de vuelta con su archirrival-. Desde ese primer partido en el Monumental, Gallardo encontró un nuevo sistema de juego. Era un 4-4-2 que metía y generaba juego a la vez. A River le sumó mucho la ayuda de Leo porque hizo más rígido el mediocampo. A pesar de no haber entrado en los planes de Gallardo en un comienzo, Ponzio se tornó infaltable en el 11 titular. ¿Pero todo principio tiene un final, no? Y esta no fue la excepción.

En pleno festejo del combo Copa Sudamericana, Recopa Sudamericana, Copa Libertadores y Copa Suruga Bank, River bajó sus rendimientos. Volvió de su visita en Japón y le costó conseguir triunfos. Perdió como local 1-0 con San Martín de San Juan, perdió 2-1 con Estudiantes en La Plata -tras ir en ventaja 1-0-, empató 1-1 en su casa ante Huracán, después cosechó su primera victoria desde la Suruga Bank con un 4-1 en Mataderos contra Nueva Chicago, y el último golpe se lo dio Boca con el 1-0 en el Monumental. Ésa fue la gota que rebalsó el vaso. Ponzio, otra vez, jugó al límite y repartió patadas en un clásico. La intensidad fue confundida con agresividad y Gallardo lo notó. Cuando vio que Ponzio estaba por ser expulsado, lo cambió por Luis "Lucho" González. Como siempre, Boca se volvía fundamental para la toma de decisiones de Gallardo. River daba varias ventajas en el mediocampo y ya no era el equipo firme de otro momento. El Muñeco, tras el 1-0 que le devolvió la punta a Boca, se refirió a que tenían que "volver a las bases". Y eso hizo. Dio otro volantazo y sacó a Ponzio del equipo titular. Se cansó del doble cinco y puso a un solo mediocampista central (Kranevitter) sumando a un enganche: Leonardo Pisculichi. Sí, el Pisculichi que fue determinante para que River ganara la Copa Sudamericana 2014. El Muñeco creyó que era tiempo de darle confianza al 10 y mandarlo desde el arranque.

 
Ponzio en la derrota 1-0 con Boca en el Monumental. Gentileza: www.mendozapost.com
La primera prueba fue Lanús en el Monumental y tuvo chispazos de lo que quiere Gallardo. El primer tiempo de River no fue para nada bueno y lo mejor se vio en la segunda etapa. Se vio un destello de aquel equipo que presionaba a los defensores rivales, que trataba de triangular y que utilizaba a los laterales por las bandas para atacar. Fue 1-1 y, en general, no fue una buena presentación para el local. Sólo algunas ocasiones del segundo tiempo. Pero en los Octavos de Final de la Copa Sudamericana 2015 se acercó más a lo que el Muñe anhela. River enfrentó a Liga de Quito, Ecuador, y fue un monólogo del Millonario. Los ecuatorianos plantaron cinco defensores y hubo pocos intentos de atacar al local. En cambio, River llevó a su defensa hasta la mitad de la cancha, fue horizontal con su juego, los laterales llegaron hasta el fondo del campo en reiteradas ocasiones y hubo mayor funcionamiento colectivo. El Millo consiguió un 2-0 a favor y lo hace ir más confiado para la definición en Quito. Pero este renacer futbolístico lo tiene con uno de los estandartes en el banco de suplentes. Sí, con Ponzio mirando sentado como cualquier espectador. 

La Banda todavía está lejos de alcanzar el pico máximo de rendimiento en esta vuelta a las bases, pero es un cambio importante el que planteó Gallardo. La idea del técnico Millonario fue siempre jugar con un volante central y un enganche, y ahora quiere volver a instalar esa idea. A Ponzio lo tuvo que poner porque precisaba resultados con otro esquema. Un esquema que no asumiera tantos riesgos como, en realidad, le gusta al Muñeco. Boca, otra vez, fue el que desencadenó las decisiones del cuerpo técnico y le tocó pagar a Leo. Como en otro tiempo le tocó ganar con ese cambio de sistema táctico, hoy le quedó sólo volver a remarla desde atrás. 



     

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La hazaña japonesa

En el Community Stadium de Brighton, Inglaterra, el sábado había un eco de griterío que retumbaba en el ambiente. Casi 30.000 personas, 29.290 más precisamente, festejaban una acción que se daba en el césped pisoteado durante 80 minutos. ¿Cuál era? La elección de Japón de ir por todo. Por la gloria. Se enfrentaba a los Springboks sudafricanos, bicampeones y potencia del rugby, en el debut del Grupo B de la Copa del Mundo y no se conformaba con una igualdad ante uno de los siempre candidatos. Los asiáticos evitaron el remate a los palos, que les hubiese dado un empate, e insistieron con buscar la victoria. Eran conscientes de que podían escribir historia.

Hesketh anotando el try que le dio el triunfo histórico a Japón. Gentileza: www.diezmas.com
La historia de los mundiales de rugby es muy breve pero es un deporte que está en constante crecimiento. Tal es así que la primera cita mundialista fue en 1987, así que la edición 2015 es la octava que se lleva a cabo. Japón su única victoria en el torneo la había logrado ante Zimbabwe en 1991 con un resultado holgado: 52-8. Hasta esta copa realizada en Inglaterra, los del medio oriente patentaban un récord de una victoria, dos empates y 21 derrotas. Por el otro lado, Sudáfrica -uno de los poderosos del rugby mundial- tiene dos trofeos que lo respaldan: 1995 y 2007. Las casas de apuestas, por supuesto, daban como ganador a los Springboks. No había oportunidad para los japoneses. Pero sólo ellos, y nada más que ellos, confiaban en sus facultades para llevarse un triunfo histórico.

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El fanatismo del vale todo

El fútbol argentino se caracteriza por ser uno de los más pasionales del mundo. Lo destacan hasta los aficionados del exterior. Pero esa pasión excede límites y llega a situaciones extremistas y frívolas. El fútbol local está en la etapa del "siga, siga".

Hinchada de Rosario Central y Newell´s Old Boys. Gentileza: www.conclusión.com.ar
Previo a un fin de semana cargado de partidos de alto calibre, como son los clásicos de varias regiones, se continúa viviendo la locura desmedida de los hinchas. Hace dos días balearon la casa de la abuela de Maximiliano Rodríguez, jugador de Newell´s, y el mediocampista señaló que "no se puede seguir viviendo así". Además, indicó: "Como sociedad, no nos podemos acostumbrar a lo malo. Mis abuelos están asustados. Este ataque fue mucho más grave que las pintadas de la otra vez". Las pintadas a las que hizo alusión "La Fiera" son a las que recibió el mismo domicilio hace menos de dos meses, también previo a un clásico rosarino. "El clásico o balas" decía en aquella oportunidad. Esta es una mala costumbre que ha adoptado el fútbol argentino hace un largo tiempo. Y sucede en todos los clubes. Los barrabravas acuden a presionar a los rivales o a los de su misma institución sin recaer en si es ídolo o no. No conocen límites. Maxi es considerado un ídolo porque salió del semillero y es hincha reconocido de la "Lepra". Volvió a Newell´s por amor al club y ganó el Torneo Final del 2013. Nada parece importar. Cualquiera puede apretar y exigir y no pasa nada. El jugador, que sufre lo que viven sus familiares, debe ponerse la casaca del equipo y el domingo desde las 15.10 horas salir a defender los colores como sea. Esa es la locura desmedida que asfixia a los futbolistas.

Las marcas de las balas en la casa de la abuela de Maxi Rodríguez. Gentileza: www.tn.com.ar
Rosario no es la única ciudad que sufre los actos vandálicos. Ese es sólo un ejemplo de los múltiples que existen. Los factores que pueden derivar en aprietes, generalmente, son: años electorales, en los cuales se desea el mal para poder ganar una elección, una campaña mala del equipo, como sucede en la actualidad de Newell´s, y el simple hecho de "mejorar el rendimiento" o hacer entender lo que es un clásico a través de amenazas. Una locura desde donde se lo vea. Pero, tristemente, es así. Los jugadores están librados al azar de lo que quieran hacer los que tienen molinetes libres en las canchas y privilegios que ningún hincha común podría tener. "Mucha gente me manda mensajes y me dice que no juegue. Es difícil. No tengo la cabeza en el mejor lugar, pero voy a llegar al domingo de la mejor manera", detalló el exjugador de la Selección Argentina en una conferencia de prensa. ¿Cómo puede pensar un hincha o barra que un jugador mejorará su rendimiento si lo amenaza o le da un susto? Es incoherente. Al contrario, hace que el futbolista esté desconectado de lo deportivo y pensativo en su entorno. Así y todo, Rodríguez se va a calzar los cortos y va a salir a defender a su equipo. Eso no está ni estuvo en duda. Ama la roja y negra y no la va a traicionar contra el eterno rival en el Gigante de Arroyito. Pero en el fanatismo inentendible estas cosas son habituales. No los para nadie y se pasan la responsabilidad entre dirigentes, policías, gobernantes y demás. Todos acuden a la famosa "ley de ventaja" del arbitraje, el "siga, siga". Hay que mirar para adelante y meter la mugre debajo de la alfombra.

Mudándose a Capital Federal, donde se jugará el Superclásico River - Boca, se ve lo mismo. No con pintadas o balas, pero sí con el intento de mantener el orden. Para un partido donde habrá sólo parcialidad local, se dispondrán más de 1300 efectivos policiales. Un número de oficiales que crece año a año para reducir la violencia. O esa es la idea. En vez de profundizar en el tema y tomar serias medidas, se busca calmar a las masas con parva de policías. Y lo peor es que después ocurren igual los inconvenientes. O la policía tranza con los barras recibiendo coimas y liberando molinetes para que se desarrolle el negocio millonario, o se avocan a controlar a quienes no van a generar conflictos. La historia de todos los domingos que se agranda ante un cotejo de tal magnitud. Simulan seguridad poniendo más y más agentes de azul. 

Pintadas, carteles, balazos y demás son técnicas utilizadas para "motivar" o presionar a rivales y a jugadores del mismo club. La violencia cruza la línea constantemente y la pelota sigue rodando. Quizá habría que pararla un poquito, reflexionar, planear y actuar para un cambio que favorezca a todos y no sólo a algunos poderosos negligentes. Esto se presenta en Rosario, Mendoza, Capital Federal, Santa Fe, Gran Buenos Aires y tantas regiones más de Argentina. El fanatismo excedió las canciones de aliento, las chicanas jodonas al rival, los papelitos, globos, bombos, banderas. Es la ley de ventaja que vemos todos los fines de semana dentro y fuera de una cancha.




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Liga alemana: la más atractiva

Cuando se mencionan las mejores ligas de fútbol del mundo aparecen primeras en la lista la inglesa, española e italiana. No se pone el ojo en otras como la Bundesliga alemana, que tiene uno de los torneos anuales más vistosos en cuanto a espectáculo para hinchas y ajenos. Esquemas, goles y más hacen que sea la liga más atractiva en la actualidad.


Los jugadores argentinos sueñan con jugar algún día en Europa. No es ningún descubrimiento. Anhelan compartir una cancha con las grandes estrellas europeas y estar en una vidriera que los muestre con los mejores. Pero cuando hablan de Europa, generalmente, se refieren a las ligas que tienen prestigio desde hace décadas como son la Premier League en Inglaterra, la BBVA en España y el Calcio en Italia. Pocos recaen en la Bundesliga alemana, que hace rato se ha convertido en una de las mejores y vistosa ante todo. Linda de ver no sólo para los fanáticos, sino también para quienes disfrutan del buen fútbol. Ese fútbol en el cual hay muchos goles, planteos ofensivos y partidos de ida y vuelta. Así es la liga que a codazos se abre camino entre las mejores y entra en la discusión.

El fútbol alemán atrajo muchas miradas cuando Pep Guardiola, entrenador español de paladar exquisito, se convirtió en el director técnico del equipo más ganador del país: Bayern Munich. Guardiola traía en su currículum 16 títulos al mando del Barcelona de España y continuó su racha ganadora en el más grande de Alemania imponiendo un estilo de juego brilloso, una marca registrada en los equipos de Pep. Alemania es el último campeón del mundo y eso no es casualidad. Mucho se debe a que varios de los jugadores del seleccionado han estado en equipos de su país y otros lo siguen estando. De los 23 jugadores que llevó Joachim Low (técnico de la selección) a Brasil 2014, 16 estaban en clubes alemanes. Entre ellos se destacaban Manuel Neuer, Bastian Schweinsteiger, Thomas Muller, Philipp Lahm, Toni Kroos, Mario Gotze y Jérome Boateng, entre otros. Todos jugadores de elite que cualquier club del mundo querría tener en su plantel. Por otra parte, el campeonato cuenta con partidos muy entretenidos. Y en eso influyen mucho los planteos tácticos de los equipos y sus estrategias. Se mira más el arco rival y se busca la posesión de la pelota en todo momento. No se acude tanto al juego de contra y se trata de lastimar al oponente a partir de la tenencia del balón. Por supuesto que a veces, dependiendo de quién está en frente, se negocia un poco el contenido táctico. Los equipos "chicos" le juegan retrasándose más a un equipo como el Bayern Munich, que tiene demasiado talento en su plantilla. Pero, en general, los partidos tienen muchos goles y bastantes llegadas a los arcos. No se suelen ver grandes bodrios. En tres fechas disputadas en el torneo se han anotado 77 goles en total, un promedio de 2,85 por juego. Es la liga en la que más goles hay en comparación con la inglesa, española e italiana. La Premier League promedia 2,56 goles por partido, mientras que la BBVA 1,75 y el Calcio 2,70. Todos los promedios son de tres fechas jugadas en cada torneo. Otro punto para aclarar es que la Bundesliga cuenta con 18 equipos y las demás con 20, o sea que se juega un partido más por fecha en las otras ligas. Por otra parte, en 27 partidos hubo un sólo empate y fue 0-0 en el cotejo entre Darmstadt y Hoffenheim de la última fecha. Ver un partido de la liga alemana es diversión asegurada para quien está en el estadio o en su casa.

En la Bundesliga sólo habitan cuatro jugadores argentinos: Franco Di Santo (Schalke 04), Emiliano Insúa (Stuttgart), David Abraham (Frankfurt) y Pablo De Blasis (Mainz 05). Es una liga que, en su mayoría, tiene jugadores de su país. Pero ha ayudado a su desarrollo la llegada de polacos, turcos y jugadores de zonas cercanas a Alemania. Algo en lo que se parecen mucho a los argentinos es que sus hinchas son eternos fieles. Se ven estadios colmados todas las fechas y con mucho cotillón, como a los criollos les gusta. Incluso la afición del Borussia Dortmund está considerada como una de las mejores del mundo. Desde hace siete años su estadio, el Signal Iduna Park, tiene un promedio de asistencia del 99%. Un condimento más para agrandar a la liga. El torneo tiene de todo: goles, partidos con intensidad, esquemas para nada amarretes y estadios que explotan cada fin de semana. Sin dudas, Alemania tiene una de las ligas más atractivas del mundo y le pelea el primer puesto a otras que gozan del mote sin deleitar tanto.       

  

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El héroe invisible

San Lorenzo no perdió con Banfield no sólo por Sebastián Torrico. El arquero del "Cuervo" salvó lo que podría haber sido el 1-0 para los del sur y se llevó todos los aplausos. Lo que nadie vio es que hubo una ayuda extra para que Juan Cazares falle el remate sobre el final del partido.

Gentileza: www.diezmas.com
En el Nuevo Gasómetro, ayer por la tarde, San Lorenzo buscaba la victoria que lo llevara al liderazgo compartido del torneo con Boca y estuvo a punto de perderlo si no fuera por Torrico y un superhéroe silencioso. Alguien que nadie notó pero que influyó para que Banfield no gane. Cuando iban 40 minutos del segundo tiempo, el "Taladro" tuvo una contra encabezada por Giovanni Simeone por el sector derecho del campo. El exRiver corría con pelota dominada y sobraba un sólo defensor en el local. Mario Yepes, defensor "Cuervo", perseguía desesperado al delantero rival sin alcanzarlo. Cuando Simeone ingresó al área, San Lorenzo ya tenía dos jugadores defendiendo. El hijo del "Cholo" fue hasta la raya de cal de fondo y tiró el centro atrás. Cazares, un lector de lujo, pegó la frenada y retrocedió hasta el punto del penal intuyendo la idea de su compañero. Tras esa acción, el ecuatoriano impactó la pelota y Torrico la atajó con su pierna derecha. Después, le cayó el rebote de vuelta a Cazares y la tiró afuera. Todo Banfield no lo podía creer. Se había aguado la posibilidad del triunfo. Llovían aplausos para el arquero local y retumbaba el canto: "Torriiiiico, Torriiiiico..." Pero tuvo a otro protagonista el "Ciclón" para soportar la arremetida del "Taladro". Y ese fue Yepes. Sí, el que corría desaforado detrás de Simeone.

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Toledo tuvo un mundial soñado

El argentino Braian Toledo finalizó 10° en la final de lanzamiento de jabalina del Mundial de Atletismo en Pekín (China). Y no es un mal resultado. ¿Por qué? Porque el bonaerense realizó la mejor lanzada de su corta trayectoria y cumplió uno de los objetivos: clasificarse a los JJ.OO de Río de Janeiro 2016. A esta joya en potencia todavía le queda mucho por dar en el deporte de alto rendimiento.


Toledo ejecutando uno de sus lanzamientos en la final. Gentileza: www.losandes.com.ar
Braian Toledo, que en días cumplirá 22 años, fue parte de un Mundial de Atletismo por primera vez. Y qué primera vez. Tuvo un debut soñado e impensado. En su primer lanzamiento -alcanzando los 83,32 metros- se ganó el boleto a los próximos JJ.OO de Río 2016 desplazando a su anterior mejor marca (el récord nacional de 82,90 metros). Además, se ganó el derecho a participar de la última fecha de la Diamond League, un torneo prestigioso del atletismo, el 16 de septiembre en Bruselas (Bélgica). Hay que aclarar que el atletismo, como otros deportes, se rige por marcas. Pueden ser de tiempo o metros, pero el desarrollo del atleta se mide de esa forma. No es ganarle sólo a los demás, sino superarse a sí mismo día a día y competencia a competencia. Y por eso el crecimiento de Braian no tiene techo. Continúa venciéndose a sí mismo y eso hace ilusionar con logros importantes para los próximos años.


Esta mañana, hora de Argentina, fue la final de la disciplina y no le fue muy bien a Toledo, en comparación a lo que fue el lunes. Dos días atrás había clasificado a la fase más importante con un sólo lanzamiento, con esos 83,32 metros. Dejó a todos boquiabiertos porque fue el primero de los atletas en quedarse tranquilo hasta el miércoles. Hoy bajó sus registros, aunque ante los mejores. En su primer tiro alcanzó los 78,27 metros. Después, en su segundo intento, lo superó sólo tres centímetros: 78,30 metros. Y en su última acción en el mundial trepó hasta los 80,27 metros. El resultado no importa. ¿Por qué? Porque Toledo ya había cumplido su cometido con lo hecho el lunes. Superó su mejor marca y vino con el agregado de la clasificación a los JJ.OO. No hay nada que reprocharle al oriundo de Marcos Paz. Además, hay que destacar que todavía no llegó a la edad de plenitud de los lanzadores de jabalina, que es a los 28 años aproximadamente.


"Estoy muy contento. Uno llega acá con otras expectativas. Lo que pude hacer estos días es muy importante para mí. Hay que seguir trabajando". Eso le decía Toledo a TyC Sports tras meterse en el top ten mundial de la disciplina. Y es así. Toledo realizó un mundial soñado para ser su primero y se llevó algo importantísimo para su desarrollo. Se fogueó con los mejores y no se achicó. Fue el primero en clasificarse en la final y después se enfrentó ante grandes atletas. Terminó 10° entre 12 lanzadores, pero eso no describe la experiencia que le propinó al argentino este certamen. Se llevó más buenas que malas de China. Y su mejoría, también, se debe al apoyo que le brinda el ENARD (Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo), sponsors y demás. Son fundamentales para los deportistas porque apuestan a ellos dándoles herramientas para potenciarlos. No sólo económicas, sino de todo tipo. Braian figura 22° en el ranking mundial y hoy se convirtió en el 10° del mundial. El desempeño está a la vista. Hizo una destacada presentación ante lanzadores que tienen mucha más experiencia en competencias importantes. Toledo, por su parte, el año que viene disputará su segundo juego olímpico. En Londres 2012 había finalizado 30° de 42 lanzadores, pero con 18 años.


Toledo tiene varios años por delante para alcanzar su plenitud profesional y eso es alentador. No se cansa de romper récords personales en la disciplina y va por más. El roce con los mejores le servirá y más la Diamond League del próximo mes. Todo suma de cara a los JJ.OO de Río 2016. Sin dudas Braian puede explotar más sus condiciones y demostrar por qué es una de las joyas del deporte argentino.

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Tiempos de cambio

Cualquier equipo o grupo de jugadores precisa un tiempo para conocerse, entenderse y amoldarse dentro de una cancha. En esa etapa se encuentra la Selección Argentina de básquet masculino. Pasó de ser la Generación Dorada a estar en un proceso de recambio y fogueo para los más jóvenes en el ámbito internacional. No hay que exigirles logros, hay que bancarlos en esta transición que llevará su buen tiempo.

Lo que obtuvo la Generación Dorada quedó atrás. No en el olvido. Pero lo construido desde el 2001 hasta 2014 se terminó. Ese equipo que se dio el lujo de ser el primero en la historia en ganarle a Estados Unidos en el Mundial Indianápolis 2002, no volverá. Tampoco el que ganó la Medalla de Oro en los JJ.OO de Atenas 2004, Medalla de Bronce en Pekín 2008 y mucho más. Puede formarse otro gran equipo, pero ése fue único. Tuvo una identidad y un sello que lo estampó en cada presentación de la albiceleste. Pero a los tiempos hay que adaptarse. Y esa tarea le toca a Sergio "Oveja" Hernández en su segunda etapa como entrenador del seleccionado. Pese al fin de una etapa llena de alegrías, hay futuro en los más jóvenes.

El plantel completo de la Selección Argentina. Foto: CABB
El Mundial de España 2014 fue el que denotó el quiebre generacional que algún día llegaría. Argentina finalizó onceava en el torneo con ausencias importantes en cuanto a jugadores. Los años pasan y el físico ya no aguanta tanta acumulación de partidos en un año. Con Luis Scola y Andrés "Chapu" Nocioni, como únicos sobrevivientes de la GD, Argentina busca formar un nuevo estilo con las nuevas caras del plantel. Ahora los que deben adaptarse son ellos, así lo señaló Chapu. Pero la presencia de los dos libera un poco las presiones de los demás y ayuda en el desarrollo del equipo. No sólo con la cantidad de puntos que anotan, sino con conceptos que les pueden brindar a los más chicos que carecen del roce internacional. Hay que prepararlos para las grandes citas. En un comienzo es factible que se pierda mucho más de lo que se gane, pero de esa forma se aprende. Con cada resbalón o caída se irán haciendo más fuertes y corrigiendo errores. El hincha pide títulos y no mide los tiempos, pero para llegar a coronarse hay un trabajo previo. Como el que hubo en la Liga Nacional de Básquet, nacida en 1985, que propagó el básquet por todo el país y fomentó el desarrollo con un proyecto a largo plazo. Y, en cierta parte, desencadenó en la Generación Dorada. La actualidad hay que tomarla con paciencia y expectativa. Porque Argentina está como cuando uno se separa de su pareja y se está acomodando todavía.  Está superando lo anterior, que fue hermoso, y ahora mirando hacia el futuro con ilusión.

Hernández dialogando con Laprovíttola, Richotti, Aguerre y Nocioni. Foto: CABB
El Seleccionado cuenta con mayoría de jugadores provenientes de la liga local y eso es alentador. Significa que el torneo argentino es competitivo y tiene grandes talentos. El único punto débil es el de no tener muchos partidos a nivel internacional. De los jugadores que se estima que estarán en el Preolímpico de México (a partir del 31 de agosto) sólo seis juegan en otros países: Scola (Toronto Raptors), Nocioni (Real Madrid), Facundo Campazzo (Murcia), Nicolás Laprovíttola (Lietuvos Rytas), Nicolás Richotti (Canarias) y Patricio Garino (Universidad George Washington). Por eso Hernández junto a su cuerpo técnico tendrá la tarea de imponer un estilo de juego y generar una mentalidad ganadora en el grupo. El trayecto es largo y dificultoso, pero no imposible. Talentos hay, sólo falta aceitar y pulir a cada uno de los jugadores para sacar lo mejor de si mismos. Sería un error criticar al equipo si no se logran cosas importantes a corto plazo. Hay que aceptar que sólo quedan matices de lo que fue la Generación Dorada. Ahora hay que explotar los talentos de los más chicos y tener paciencia que volverán los logros en algún momento.






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El sueño eterno

Lucas Alario estaba arrodillado en la esquina de la cancha y tapaba su rostro con las manos. La imagen de su familia se anteponía por sobre otro pensamiento en su cabeza. Lo aturdía el griterío constante de más de 60.000 personas y no salía de su trance. Cuando lo vio petrificado en el césped, se acercó su asistidor a despertarlo. Leonel Vangioni le pegó unas palmaditas suaves en la cara, le sonrió y lo miró fijo. Cuando encontró la mirada de Alario, sus ojos le dieron el mensaje: "Despertá, que esto no es un sueño".

Alario festejando su gol ante Tigres. Gentileza: www.losandes.com.ar 
River obtuvo la tercera Copa Libertadores en su historia y uno de los responsables de este logro fue Alario. El pibe de 22 años, con sólo dos goles en el Millonario, ya quedó grabado en la historia del club y en la memoria de los hinchas. Una historia rara y loca, pero real. Alario llegó a River en julio y se metió a la hinchada en el bolsillo en un mes y chirolas. Ni él sabe cómo. O sí. Metiendo goles claves, claro. Debutó ante Temperley por el Torneo Local y los hinchas todavía desconfiaban del nuevo jugador. Algunos creían que le iba a pesar la casaca o que era muy joven. Ninguno de esos preconceptos lo afectó y terminó siendo determinante en la victoria de River frente a Tigres. El delantero santafecino fue indispensable con sus goles para lograr el título continental: metió el 1-1 en Paraguay ante Guaraní -cuando se ponía difícil el partido- y el 1-0 parcial en la final con los mexicanos. Con el número 13 en la espalda, despachó las dudas de los supersticiosos. "La yeta", como dirían los quinieleros, le dio suerte al "Pipi" para ganarse el amor de los riverplatenses. Otra particularidad que tuvo esta historia poco común fue que su primer tanto en el Monumental lo hizo en la final. Cuando parecía terminar el primer tiempo 0-0, vino la descarga emocional de los presentes. Metió el cabezazo, tras el centro de Vangioni, y se la mandó a guardar a Nahuel Guzmán. Después, entró en un trance como el nene de la película "El Resplandor". Todo parecía un film o una obra de teatro ficticia. Pero no lo era.

El rugido de las 60.000 almas lo sintió. Fue como estar acechado por leones. Pero por leones sedientos de goles. Y él había cumplido: les había dado de comer. Y de qué forma. Si se hubiesen ido al descanso 0-0, el nerviosismo los habría dominado en la segunda etapa. Pero el destino no quiso. Y Alario tampoco. Aprovechó la elegante maniobra de Vangioni para desmarcarse y desató la locura en Núñez. Salió corriendo en diagonal para la izquierda y no sabía cómo festejarlo. Rápidamente optó por abrazar a un compañero y aterrizar en la esquina de la cancha. Recibió los abrazos de la mayoría de sus compañeros de guerra y quedó atrapado en sus pensamientos. Ahí, quien lo rescató de ese trance emocional fue su asistidor. Vangioni volvió para atrás, lo buscó y le dio unas palmadas con su mano derecha. El gesto lo decía todo: "Despertá, que esto no es un sueño". O sí. Porque era de no creer que en tan poco tiempo hubiese hecho tanto. Dejaba a River a un tiempo de la gloria continental que no conseguía hace 19 años. Se iba a hablar de él cada vez que se mencionara esa copa ganada por el club. A partir de ese gol, cambiaría su vida. Cuando salió del sueño eterno que le propinó su propio tanto, cayó un poco a la realidad. Se levantó, volvió trotando a su campo y poco después finalizó el primer tiempo. Su vida cambiaría aún más cuando terminara ese partido.

Nadie sabe si Alario se convertirá en un ídolo de River, pero sin lugar a dudas ya dejó su sello marcado en la institución de Núñez. Su apellido nunca será olvidado. Ni siquiera cuando muera. El anhelo de todo jugador: quedar en el recuerdo positivo de los hinchas. Y Alario lo logró en menos de dos meses de estadía.



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El modelo del barrio

Carlos Tevez es un espejo para los más chicos. Hace años se ganó el apodo de "el jugador del pueblo" pero lo sigue reafirmando. Resignó millones de dólares en Europa para volver a Boca en el mejor momento de su carrera pero los más necesitados lo ven como un modelo a seguir. No sólo por su trayectoria destacada, sino porque los hace soñar con alcanzar la gloria en un futuro.

A Tevez la vida de los lujos nunca le quitó el sueño y jamás se olvidó del barrio. Ése que le enseñó a ser un hombre y conocer los códigos de la calle, como ha resaltado en más de una nota. Fuerte Apache fue su casa y la sigue siendo. Además de ser el pibe que tuvo una vida dura y llegó a ser exitoso, es el arquetipo de persona que los alienta a no dejar sus sueños olvidados.

Carlos Tevez con los chicos del comedor "Bichito de Luz". Foto: @BocaJrsOficial
La vida en un lugar de bajos recursos no es un viaje de egresados. Están los laburantes que se despiertan a las cinco de la mañana, los pibes que paran todo el día en la esquina, los chorros que salen a hacer alguna que otra billetera, los drogadictos que andan doblados a toda hora, los que juegan al fútbol en cualquier baldío o potrero, las amas de casa caminando con sus nenes por las calles angostas y demás. Así crecen los más jóvenes y -a veces- esa realidad marginal interfiere en la búsqueda de sus sueños. Es como si se desintegraran al notar la ausencia estatal y la estigmatización en general. Algunos buscan su salida corriendo detrás de una pelota y así le pasó a Carlitos. Por suerte. Porque podría haber terminado muerto en una esquina o robando por ahí. El fútbol lo salvó. Él lo afirma constantemente. En Fuerte Apache lo aman los de Boca, River, Racing, Independiente. Todos, en realidad. Porque es un tipo que no reniega de su pasado y que le gusta señalar de dónde viene. Sus festejos en la Juventus mostrando nombres de distintas villas, lo respaldan. Y es más que el simple "jugador del pueblo". Es un espejo al que anhelan parecerse en mayor o menor medida. Y no es sólo una ilusión. Tienen el ejemplo a la vista todos los domingos por televisión. Tevez, con su humildad a flor de piel, acepta que es un referente para los que viven como él en sus primeros años. Y lo justifica con cada paso que da.

El viernes por la mañana recibió en La Bombonera a 80 chicos del comedor "Bichito de Luz" de Fuerte Apache. Ni la lluvia frenó los colectivos escolares que los llevaron al Templo boquense. Recorrieron el estadio y entraron al vestuario -que tenía la camiseta de cada jugador colgada-. Además, se fotografiaron con algunos jugadores del plantel cuando finalizó la práctica. Incluso con su ídolo, claro. Un sueño de película. Muchos (por su corta edad) no habían disfrutado de su primera etapa en Boca. Carlitos cumplió uno de los tantos deseos de ellos: conocerlo. Y, a su vez, prometió abrirles las puertas de los entrenamientos y partidos a quienes tengan buenas notas en la escuela. "El estudio primero", le expresó a TeleféDe esa manera, junto a Boca Social, Tevez los incentivó para que no dejen de lado el colegio. 

Los chicos retornaron a su barrio felices y al canto repetitivo de: "Que de la mano, de Carlos Tevez, todos la vuelta vamos a dar". En la cabeza de esos chicos y otros tantos ronda el pensamiento de que pueden ser como él, ya sea en el deporte o en lo que se planteen. Tevez, un sinónimo de lucha y humildad.




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Cortó el maleficio

River después de 19 años alcanzó otra final en la Copa Libertadores de América. Durante ese lapso la fortuna y eficacia no lo acompañaron, como si lo hubiesen engualichado en un torneo que nunca se le hizo fácil.

Que la Copa Libertadores jamás fue amiga de River no es ningún descubrimiento. Los números hablan por sí solos: el Millo disputó sólo cuatro finales y levantó dos copas (1986 y 1996). La última vez que disfrutó de la fase definitiva, se llevó el título. Luego tuvo diversas historias en el torneo que no pasaron de una semifinal y las repasamos.


En 1997 River era el defensor del título continental y hacía su presentación en los octavos de final ante Racing. Tras el 4-4 global, en los penales perdía 5-3 como local con el tiro definitivo de Marcelo “Chelo” Delgado. En el ´98 el Millonario se clasificaba a octavos como el mejor primero de los cinco grupos y dejaba en el camino a América de México y a Colón de Santa Fe. Después le sacaría la ilusión en semis el Vasco da Gama de Brasil –que sería campeón-. River otra vez era eliminado en el Monumental. En la edición del año siguiente, La Banda caía nuevamente en semifinales y ante un equipo brasilero. Esa vez perdería 3-0 con el Palmeiras como visitante, que también sería el posterior campeón.

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